La fe.

Publicado: noviembre 30, 2013 en Reflexiones cotidianas.-
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Pocas muestras de fe tan profundas como la de los que estamos haciendo cola para comprar lotería en Dña. Manolita verás.

Y es que esto de la fe y la lotería va de la mano, oye.

Es curioso. Y para hacer un análisis del comportamiento humano tienes chicha de sobra.

Lo primero a estudiar es el sistema.

Es tal la cantidad de gente que viene a comprar aquí su lotería de Navidad que hay un sistema de control montado que impresiona.

Tú das la vuelta a la esquina y crees que en el primer hueco de gente acaba la fila. Pero no! Unas personas con chalecos amarillos organizan la fila y, dentro de ella, sus tramos. Esto va por tramos para i) permitir que la gente que quiere desplazarse de un lado q otro de la calle pueda hacerlo sin pedir permiso y ii) que los locales vecinos no sientan que sus puertas están blindadas por los futuros nuevos ricos madrileños.

Además, el personal amarillo grita, como si de un rebaño se tratara, «Doña Manolitaaaaaaaaaaaa». Y entonces todas las ovejas sabemos que toca caminar para estar un poco más cerca de ese décimo premiado.

Y lo segundo a analizar son las personas. Podemos hacer dos grupos principales: el de los que forman la cola y el de los que caminan al lado. Y dentro de estos dos, varias divisiones.

Dentro del grupo que forma la cola nos encontramos con varios especímenes:

A) Aquellos que aprovechan la cola para acabar ese maldito libro.

B) Aquellos otros para los que la cola es un bar improvisado. Se reúnen con los amigos, charlan, y, como son varios, están perfectamente organizados para hacer acopio de bebida y comida que permita conservar el calor.

C) Luego están los que no quieren estar aquí y están. Esos son un coñazo porque te taladran la oreja y hacen que tu positivismo por llegar antes de que cierren decaiga por momentos.

D) También están los que aprovechan para llamar a ese amigo que todos tenemos que por teléfono se enrolla como si fuera la última vez q va a hablar x ese medio.

E) Y al anterior espécimen se une el de los que también llaman pero para saber qué terminación comprar. En serio crees q vas a llegar? Iluso!

F) Además te puedes encontrar con alguno que aprovecha para hacer un exhaustivo análisis de la arquitectura madrileña y de la microeconomía.

G) Por último (aunque podría seguir) estamos algunos como yo. Tarados.

En cuanto al segundo grupo, el de los que pasan alrededor, pues una vez más podemos hacer varias subdivisiones:

1. Hay un primer grupito de curiosos. Si se comunicaran entre ellos se ahorrarían saliva. Pero, claro, no se conocen. Cada 10 minutos aproximadamente aparece alguien que pregunta: «Disculpa, esta cola para qué es?».

2. Cuando contestas, se abren tres subgrupos:

• El de los que se descojonan.

• El de los que se unen.

• Y el de los que se quedan sin habla.

El primero y el tercero son los más comunes.

3. Luego hay otro grupo de gente ajena a la cola que se dedica a informar a sus amigos turistas sobre que lo que está sucediendo. Pues más o menos como lo estoy haciendo yo aquí.

4. Además está el grupo de los que no saben que hay tramos. Y entonces pasan por el medio y… Te pisan. (Pues a mí me va a tocar la lotería y a ti no por pisarme, gilipollas!).

5. Y, por último, está mi grupo favorito dentro de los extraños: el de los que cantan como los niños de San Ildefonso. Más monos!!! No saben la de energía positiva que nos envían y lo que refuerzan nuestra fe cuando escuchamos… «Catorce mil trescientos doceeeeeeeeeee!!!!!!!! Cien millones de eurosssssssss». Gracias. De corazón, gracias.

En fin, que esto es una aventura… Te dejo, que tengo que devolver una llamada de esas largas, y luego empezar a preguntar terminaciones…

Ea.

Un viernes de noviembre.

Publicado: noviembre 15, 2013 en Reflexiones cotidianas.-, Salud!

Por fin es viernes. Han sido dos semanas duras, pero ya han pasado.

Y, como siempre, la recompensa aparece.

Aparece en palabras de agradecimiento de una buena amiga que no atraviesa su mejor momento… Lo superaremos juntas… Te lo aseguro!

Llega en una caña, con Las Voces del Desierto, ese libro al que curiosamente no le puse fecha, y que no sé cuánto lleva en mi librería de «no leídos». Y que tanto me revuelve por dentro y me hace pensar. Es un privilegio tener tiempo para leerte.

Viene con la conversación de unos chavales de pocos años que fueron juntos al cole, que se acaban de reencontrar (entre ellos y con uno de sus profes) después de mucho tiempo, y que hablar de arte con una facilidad que me deja pasmada.

También recibo la recompensa a través de un buen amigo al que ahora veo menos (pero que siempre llevo conmigo) y que me ha hecho un hueco en la noche de hoy.

También llegas con un «a ti» que en realidad significa «y tú», pero sí… Nos entendemos!

Por último, vienes, recompensa, con la visita de otro buen amigo francés que ha cogido un avión para estar menos de 72 en Madrid. El Mercado de San Antón se sentirá honrado con tu presencia.

Gracias, vida!

A la vuestra!

Sabela.

Publicado: octubre 18, 2013 en Abstracto.-, Salud!

Me apetece escribir pero no sé sobre qué hacerlo…

La gente pasa y pasa…

Cada uno con su historia…

La pareja con la bebé a la que felicitan porque las niñas siempre son más espabiladas… «Y que se críe bien…!!». Él mide dos metros y tiene el pelo casi tan rizo como el mío… Ella es guapa, a secas. Guapa con su cara lavada y su coleta.

Los cuatro amigos que al unísono gritan «se ha quedado una mesa libre!»…

El hombre de barba larga, tupida y blanca que cubre una larga cara y que habla consigo mismo en voz alta…

Las dos parejas de adolescentes que fuman tabaco de liar mientras beben la birra que pagarán en el bar y comen la comida que han traído de sabe Dios dónde…

La chica que por fin ha sacado un hueco para ir a correr y, de algún modo, preparar la carrera que la espera dentro de tres semanas…

Y la otra enamorada que no deja de sonreír mientras camina… En quién estará pensando?

«Hacemos un brindis?» dice una de las que se alegró porque quedó una mesa libre…

Él prefirió comprar unas patatas fritas de toda la vida, porque los aperitivos mexicanos nunca le han convencido…

Se acaban de conocer. Y me pide permiso, de Ud., para coger «mi» silla… Por supuesto.

Un par de tragos y me la acabo. A la vuestra!

Feliz fin de semana,

Sabela.

Ayer me encontré una foto tuya.

Publicado: octubre 9, 2013 en Siempre tú.-

Estás más guapo que cuando te dejé.

Y lo pienso y lo pienso… Y me alegro!!! Porque mira que eres presumido…!!!

La verdad es que yo no llevaba nada bien eso de que te miraras más que yo en los espejos… Y en los portales!!

Eso sí, hortera sigues siendo un rato… Jajjajajajaj… Sí, sí… Es cuestión de estilos… O de culturas??? Ya no lo recuerdo…

A mí es que el terciopelo nunca me ha gustado… Solo puedo tolerarlo en el telón de un teatro… Supongo que porque nunca lo tengo tan sumamente cerca como para que me dé un escalofrío… Dios, qué grima me daba aquella americana!!!

Y los pantalones de militar… Esos tampoco me han gustado nunca… Sí, ya… La moda… En fin…

Los calzoncillos… Bueno… Pues tampoco eran de mi estilo… Pero qué se le va a hacer… El amor es ciego.

Parece que te va bien. Al menos tu cara era de esas que tú y yo conocemos… Cuando te gustas tanto que ya no sabes ni cómo explicarlo y solo eres capaz de hacer esa mueca… Exacto, esa.

La fotógrafa no era mala tampoco… Las cosas como son… Y ese filtro intenso le dio un toque especial a la imagen…

Me gustaría saber qué tal te va… Si has conseguido hacer las Américas… Si te has comprado un canario… Si tu hermana se ha casado… Si aquella morena de pelo largo todavía te aguanta… Si tu madre ya se ha hecho con isla… Si ya sabes de dónde eres y dónde vas… Si el enano ha encajado bien en su vida cuadriculada… Y si ha hecho alguna publicación más… Un intelectual, tu hermano… Y tu padre…. Qué será de tu padre… Y el director? Dirige o descansa? Oye, sigues jugando al fútbol? Y haciendo cocido madrileño?

Yo sin muchas novedades.

Un beso,

Sabela.

Ya había cerrado el chiringuito… Solo tenía que coger la maleta y largarme, pero revisando Twitter, de casualidad, como siempre que abro Twitter, me encontré con que hoy es el Día de la Sonrisa. Y también de casualidad, como siempre que investigas un poco más allá algo que parecía quedarse en la superficie, me tropecé con el Teorema de una sonrisa, de Risto Mejide. Cuando pienso en Risto Mejide rara es la vez que no recuerdo que un día leí, o eso creo, que su último objetivo (entiéndase último como lo que siempre había querido) era escribir, y que, de una manera u otra, sin pararse a entrar más al fondo del asunto, lo había conseguido. Y es que tiene ese no sé qué cuando escribe, ese no sé qué envidiable para cualquiera que dice «Ay!» cuando no le salen las palabras, que hace que la mayor parte de las veces sienta cosas cuando le leo.

Consecuentemente con lo anterior, que resumo en un «Hoy es el Día de la Sonrisa y Risto Mejide tiene un Teorema sobre ella», os dejo con sus palabras, que, como siempre, a mí me han hecho sentir cosas:

A sonreír se aprende habiendo llorado mucho. Cuando te suena demasiado cualquier principio. Cuando deja de sorprenderte cualquier final.

A sonreír se empieza en cuanto se aprende a soñar flojito. Es inefable. Pásate varios años con demasiadas ilusiones sin cicatrizar, y a todos tus sueños les acabará saliendo una arruga. Y como no los vayas revisando y actualizando de tanto en tanto, algún día te verás explicándoles por qué ya no pueden salir a la calle vestidos de marinerito.

Pero hoy no quiero hablar de sueños. Sino de sonrisas. Y hay muchísimas maneras de estirar la boca.

Para empezar, uno puede sonreír para sí mismo o puede sonreírle a otro. Se trata de sonrisas completamente distintas, sobre todo porque mientras la primera es por donde se escapan ideas alegres y recuerdos indelebles, la segunda constituye el símbolo universal de la complicidad. En este último caso, muchos aseguran que dedicarle a alguien tus labios puede resultar tan contagioso como un bostezo en el metro.

Luego están las sonrisas que enseñan los dientes y las que se hacen las interesantes. Nada que ver las unas con las otras. Creo recordar haber leído que el ser humano, junto a algunos primates, es el único animal del planeta que no enseña los dientes como señal de defensa o agresividad, sino justamente de todo lo contrario.

A partir de ahí, todas las demás. Sonrisas de idiota y sonrisas de listillo. Sonrisas falsas, sonrisas malignas, sonrisas tímidas, arrogantes, sonrisas payasas y sonrisas desesperadas. Sonrisas que invitan a un primer paso y sonrisas que declinan toda invitación. Sonrisas verticales, horizontales, de medio lado, de medio pelo y hasta en diagonal.

El catálogo de sonrisas humanas se complementa con formas de bocas, accidentes faciales y jardines dentales, hasta crear las infinitas combinaciones que en teoría, y sólo en teoría, deberíamos estar presenciando continuamente.

Y es que una variable clave dentro de esta inusual ecuación consiste en el momento en el que decide hacerse presente. Para cualquier otra expresión física, hay que tener muy en cuenta cuándo se manifiesta. Para la sonrisa, no. Da igual la situación en la que te encuentres, una sonrisa bien dibujada siempre te va a ayudar, a ti y seguramente a los demás también. Sí, incluso en un tanatorio, en un accidente y en una ruptura sentimental.

Para terminar, matización importante. No confundirse. Sonreír no tiene nada que ver con reír. Simplemente comparten letras. La sonrisa crece. La risa estalla. La sonrisa calla. La risa berrea. La sonrisa escucha. La risa habla. Pero si se puede sonreír incluso mientras se llora. Con eso está todo dicho.

De cualquier modo, si hay algo que realmente me fascina del acto de sonreír es lo mucho que se obtiene frente a lo poco que cuesta. Lo poco que abunda frente a lo gratis que es.

Lo bien que conozco el teorema.

Lo poco que me lo sé.

Y si esto no os ha hecho sentir como esperabais, echadle un vistazo a estos dos artículos…

http://ristomejide.com/2013/04/14/cuando-sepas-de-mi/

http://ristomejide.com/2009/03/08/lo-poco-que-se-de-la-vida/

Que tengáis un buen Día de la Sonrisa y un fantástico fin de semana!!

Ahora sí, cierro el chiringuito, cojo la maleta y me largo!

A veces estás perdido… O perdiendo… Perdiendo las ganas… Perdiendo la ilusión… Perdiendo la esperanza… Perdiendo la cabeza… Perdiendo las razones… Perdiendo el norte… Perdiéndote.

Y entonces la vida da un golpe sobre la mesa. Y retumba. El sonido de ese golpe resuena en tu cabeza. Y hace eco.

Y despiertas. El despertar no es fácil. Así que échale huevos.

Pon la línea. Separa lo que vale y lo que no. Diferencia lo que importa de lo que carece de valor. Haz la lista de los pros y los contras. Saca la paja.

Sólo entonces, decide.

Tómate tu tiempo.

No hay prisa.

No hay presión.

Piensa en ti, en tus circunstancias.

Déjate llevar por lo que sientes, y no por lo que piensas. Déjate llevar por lo que sientes, no por lo que sienten. Déjate llevar por lo que sientes, no por lo que piensan.

Sólo entonces, decide.

Y decidirás bien.

Como dice Camus, la libertad no es nada más que una oportunidad para ser mejor.

So you want to be a writer?

Publicado: julio 23, 2013 en Grandes.-
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if it doesn’t come bursting out of you in spite of everything, don’t do it.

unless it comes unasked out of your heart and your mind and your mouth and your gut, don’t do it.

if you have to sit for hours staring at your computer screen or hunched over your typewriter searching for words, don’t do it.

if you’re doing it for money or fame, don’t do it.

if you’re doing it because you want women in your bed, don’t do it.

if you have to sit there and rewrite it again and again, don’t do it.

if it’s hard work just thinking about doing it, don’t do it.

if you’re trying to write like somebody else, forget about it.

if you have to wait for it to roar out of you, then wait patiently.

if it never does roar out of you, do something else.

if you first have to read it to your wife or your girlfriend or your boyfriend or your parents or to anybody at all, you’re not ready.

don’t be like so many writers, don’t be like so many thousands of people who call themselves writers, don’t be dull and boring and pretentious, don’t be consumed with self-love.

the libraries of the world have yawned themselves to sleep over your kind.

don’t add to that.

don’t do it.

unless it comes out of your soul like a rocket, unless being still would drive you to madness or suicide or murder,
don’t do it.

unless the sun inside you is burning your gut, don’t do it.

when it is truly time, and if you have been chosen, it will do it by itself and it will keep on doing it until you die or it dies in you.

there is no other way.

and there never was.

By Charles Bukowski.

Libros.

Publicado: junio 22, 2013 en Reflexiones cotidianas.-
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Muchas veces me pregunto por qué cae un libro en mis manos… Por qué me lo compro o por qué alguien se decide a regalármelo…

Y, después de leerlo, casi siempre encuentro la respuesta.

Acabo de empezar uno nuevo y me pregunto si, con este título, también esta vez la encontraré.

Que tengan un feliz San Juan!

Este finde ha sido de esos divertidos y completos. Vamos, que ha sido un finde de esos que molan.

Imagino que, por el título de esta entrada, ya te puedes hacer una idea de a qué me refiero.

Pues sí… El viernes la semana había podido conmigo, así que me quedé en casa… Mientras enredaba por la cocina, a eso de las diez de la noche, encendí la tele y puse TVE2.

La verdad, fue todo un descubrimiento.

Primero vi “Como nos reímos” o, lo que es lo mismo, un especial sobre el gran Gila, que no sé si hacen a menudo, si fue casualidad o si es que TVE2 sabía que me hacía falta reír y lo metieron ahí, para animarme un poco.

Luego enganché con “Con una sonrisa”, un reportaje sobre unos chicos discapacitados que iban a trabajar a un hotel por primera vez. La verdad es que me hizo reflexionar porque reparé en cosas que hacía tiempo que no me planteaba como, por ejemplo, lo importante del sentido de la orientación, la gran barrera que a veces supone una timidez consecuencia del miedo a lo que después vendrá (aunque a veces no haya «después» o no venga nada), o la necesidad de ver un ejemplo para poder entender qué nos están planteando y repetirlo después.

Sin quererlo seguí prestando atención a lo que vino después, “Atención Obras”, embargada por un grande como Juan Diego Botto. Dejando a un lado esa mirada profunda tan suya, qué bonito habla este hombre a pesar de la dureza del contenido de sus palabras en muchas ocasiones. Habló sobre “Un trozo invisible de este mundo”, la obra que le está trayendo merecidos éxitos y que, sin lugar a dudas, es un must de la temporada, como supongo que lo es el libro que trae causa de la obra y que tengo pendiente. Como dijo Cayetana, ojalá este proyecto sirva para que podamos cargarnos el “in” y pasemos a hablar de “Un trozo visible de este mundo”.

Y después, “Mujeres” de Coque Malla, un recorrido sobre el nuevo disco a la venta desde el pasado 23 de abril y en el que colaboran con él mujerones de la talla de Leonor Watling, Rebeca Jiménez, Ángela Molina, Alondra Bentley y Annie B. Sweet, entre otras.

Y así, que si una cosa, que si otra, me dieron las dos de la mañana. Pero oye, que pocas veces puedo decir que me voy a dormir contenta a pesar de haber pasado más de tres horas delante de la caja tonta, así que chapeau para TVE2.

El sábado me levanté a eso de las once y me fui a desayunar a mi terraza, con mi periódico, mi libro, mi revista, e hice esas cosas que hago siempre, pero hasta la una y media…  Porque a las dos había quedado conmigo misma en el Thyssen para ver la expo de Hiperrealismo que tenía pendiente y temía perder.

Si no recuerdo mal, la exposición está formada por sesenta obras de, entre otros, David Parrisch, Tom Blackwell, Ron Kleemann, Jonh Kacere, Ben Schonzeit, Richard Estes, Chuck Close…

Bueno, pues la verdad es que la exposición me encantó. Y si quieres saber por qué, ahí van mis dos principales razones:

      I.     Es verdaderamente sorprendente que se trate de pintura. De hecho, al principio no te lo crees. Tú llegas allí sabiendo que vas a ver cuadros pintados, pero cuando estás delante del primero no las tienes todas contigo. Y es entonces cuando ves la reacción que los fotorrealistas provocan con sus obras: estabas a dos metros del cuadro pero esa desconfianza te ha obligado a acercarte hasta quedar a apenas 30 centímetros que ya sí te permiten percibir las pinceladas.

En ese momento entiendes de qué va esto del hiperrealismo o fotorrealismo, y ya te has enganchado.

    II.     Una vez que eres plenamente consciente de que lo que parecía una fotografía es, en realidad, una pintura, porque lo has comprobado, cuestiones como la luz, que en algunas obras casi te deslumbra, el cristal y el metal, que adquieren un nuevo significado, las partes borrosas (cómo coño hacen eso?!), o la velocidad de los transeúntes, te flipan.

Y una vez que la gran sorpresa te ha abandonado, y solo queda la sorpresa, a secas, te fijarás en los temas sobre los que trata la muestra. Y si eres como yo, te quedarás con algunas de estas obras, que, maldita sea, nunca podrás tener en el salón, baño o dormitorio de tu casa:

Paragon, 1988. Charles Bell.

La luz que desprende esta obra al natural es brutal y en la imagen no se percibe ni la mitad. El blanco, créeme, parece que va a deslumbrarte.

Paragon

Maniquí con lentejuelas, 1995. Tom Blackwell.

Además de pintar motos, Blackwell se flipaba con los escaparates. A mí me flipa lo que refleja el cristal de este.

 Maniquí c lentejuelas

G-III, 1979. Don Eddy.

Aunque, nuevamente, verlo al natural no tiene nada que ver con la imagen que traigo a la entrada, era necesario nombrar esta obra de Eddy.

G-III

Reina, 1976. Audrey Flack.

Esta obra está en la primera sala de la exposición. Y sin quererlo, la vista se va a la naranja. Es verdad que en la foto no parece que esté tan bien hecha, pero te prometo que si ves el cuadro, te dan ganas de acercar la nariz y abrir la boca. Además, el título me parece perfecto para los objetos que contiene. ¿Habrá pensado antes el título o pintado los objetos? En cualquier caso, la Reina es ella. Una pena que dejase la pintura para dedicarse a la escultura.

Reina

Shiva Blue, 1972-1973. Audrey Flack.

Esta obra, también de Audrey, es de esas que me llevan preguntarme cómo coño hacen el efecto borroso. Porque vale, con Instagram yo lo hago todos los días, pero conseguir el mismo efecto pintando… No acabo de verlo, aunque lo veo. Me parece increíble.

Shiva Blue

Los favoritos de América, 1989. Ralph Goings.

Cristal, metal y reflejo. Reflejo de su estilo de vida americano, al igual que los camiones, las furgos y las autocaravanas aparcados delante restaurantes, supermercados y sitios de comida rápida.

Si algún día tengo el valor de poner un cuadro en la cocina, será este (una imitación, claro).

Los favoritos de América

El Arno al atardecer, 2007. Anthony Brunelli.

Cuando la vi me tele-transporté. Aunque se trata de Florencia, y no de Pisa, no pude evitar recordar la cantidad de horas que pasé en aquel muro del Ponte di Mezzo.

El Arno al atardecer

Reunión, 2012. Roberto Bernardi.

Un bodegón lleno de color que, de nuevo, consigue que casi pegues la cabeza al cuadro para intentar comprender, sin lograrlo, cómo es posible alcanzar ese efecto cristalino tan tan real. Creo que es mi favorito y que por eso lo he dejado para el final.

Reunion

En fin, que esta exposición merece mucho la pena y te la recomiendo sin dudarlo.

Tanto me ha gustado a mí que he empezado a investigar, y tan pronto tenga un hueco me pasaré por la Galería ANSORENA, en Alcalá, 52, a ver Madrid desde la óptica de José Miguel Palacio.

Después de ver esto, subí a la segunda planta del Thyssen, para empezar con la Colección Permanente, porque esto no puede ser… Conseguí ver 21 salas, de las sesenta y pico que tiene… Acabé mareada, la verdad, aunque con unas notas bien apañadas:

San Juan Bautista, de Vivarini.

Este hombre quiso pintar a un sexy… Porque esos ojos, esa boca y esa pose con la mano… Sin palabras.

San Juan Bautista

Cosme I de Medici con armadura, de Bronzino.

Pablo Puyol de UPA DANCE. Ahí queda eso.

Cosme I de Medici con armadura

Santa Isabel ofreciendo pan y vino a los mendigos, de un “medio-anónimo”, porque se sabe que era alemán, activo en Suabia hacia 1515.

Sin más, pero es que yo me llamo Sabela y celebro mi santo el 4 de julio, con independencia de la independencia, que es el día de Santa Isabel de Portugal, y la Santa tiene una leyenda muy chula que me ha recordado este cuadro:

Se dice que, como en el cuadro, un día que Isabel volvía de dar pan a los mendigos, el Rey, que no era tan majo como ella, le preguntó sobre lo que llevaba escondido en el delantal.

Ella, asustada y perfecta conocedora de la bronca que le podía caer, contestó que llevaba rosas.

El Rey, que no entendía cómo era posible llevar rosas en el mes de enero, le pidió que se lo mostrase, y cuando ella abrió el delantal y dejó caer su contenido, lo que antes había sido pan ahora eran pétalos de rosa…

Bonita, eh???

Santa Isabel ofreciendo pan y vino a los mendigos

Caballeros y soldados jugando a los dados la capa de Cristo, de Baegert.

Premio para el que encuentre los dados! Yo todavía los busco en ratos muertos, como si jugase a las siete diferencias…

Caballeros y soldados jugando a los dados la capa de Cristo

El santo entierro, de Burgkmair.

No me creo que el primero y el último estén soportando el peso que debieran. Se supone que el primero es que lleva la mayor parte del peso… Pues yo tan campante que le veo, oye… El del medio… Ese sí que tiene manos de estar fastidiado…

El santo entierro

San Jerónimo penitente, de Ribera.

Recórdame a Xosé Manuel Beiras.

San Jerónimo penitente

David con la cabeza de Goliat y dos soldados, de Valentin de Boulogne.

Si yo fuese David, estaría mucho más contenta.

David con la cabeza de Goliat y dos soldados

Vista del Canal Grande con Santa María della Salute, de Marieschi.

Si no has ido, has de ir.

Vista del Canal Grande con Santa María della Salute

Las cosquillas, de Longhi.

Lo hice y me lo hicieron. Probablemente, en ambas ocasiones, las caras eran las mismas que la de la niña del fondo.

Las cosquillas

(Nota: creo que todos los comentarios son consecuencia del mareo, pero aún así, volveré, a ver las cuarenta y pico salas que todavía me faltan…).

Cuando se me había pasado el mareo, cogí el metro y volví a casa, pensando en escribir todo lo que acabo de escribir ahora, pero me entretuve leyendo, hasta que mi amiga Alba me escribió con nuevo plan:

“Sabe, vamos a ver The Hole. Es a las 22 hs. Invito yo”.

Cualquiera se negaba!

Así que allí me fui, pensando que siempre había pensado que algún día vería tal espectáculo, sin saber lo que estaba diciendo…

Y es que The Hole, no para todos los públicos, hay que verlo y demasiado tardé yo.

Resulta muy difícil contar de qué va, así que ni voy a intentarlo. Solo te voy a decir que es un E-S-P-E-C-T-Á-C-U-L-O, y que las letras C, U, L y O, tienen más importancia de la que crees. También te digo que si quieres pasar un buen rato, tener la sensación de no saber qué va a ocurrir en el siguiente minuto continuamente, reír, reflexionar, y salir con un subidón, con esta te acercarás mucho a conseguirlo. Además, Álex O`Dogherty es un figura que no puedes perderte así como así…

Luego una cervecita, y para casa, que se acerca un puente que promete ser memorable.

Y hoy… Pues hoy repetí jugada de desayuno, aunque sin terraza porque hace un frío que pela, y después me fui a comprobar en primera persona las maravillas que cuentan mis amigas de “las-chinas-del-barrio-que-hacen-la-manicura”.

Oye, pues salí encantada.

No voy a subir ninguna foto de mis manos, porque entonces esto se asemejaría más a un blog de estos que tanto se estilan sobre… Sobre esas cosas de chicas… Y no a lo que yo quiero que se asemeje… Y es que, además, no entiendo nada de eso ni tampoco es mi intención entender, pero sí te voy a decir que ese lugar es otro mundo:

Entras por la puerta y, con suerte, hay un asiento vacío.

Todas las especies femeninas del barrio que te puedas imaginar están allí dentro condensadas: la vecina del quinto, la motera del edificio de enfrente, la señora operada de la calle paralela que nunca sé cómo se llama (la calle, no la señora, que se llama Manuela), y la madre de la estudiante de Magallanes, holandesa y con residencia en Marbella, que pide unas uñas ni redondas ni cuadradas, sino intermedias…

Yo me senté donde me dijeron después de decir que quería que “me arreglasen las manos” y me dejé hacer…

Primero acetona rosácea, luego limamos (yo siempre redondas), después agua caliente (tengo una herida en un dedo y no veas cómo me dolió), y secamos.

Aparato nº 1 para echar atrás la cutícula; aparato nº 2 para quitar la cutícula y pielecillas varias adyacentes; aparato nº 3, para quitar pielecillas distintas de las anteriores.

Líquido nº 1 para las cutículas.

Y que si vaya día está… Y que si llueve… Y que si vaya frío que hace…

Lima nº 1 para no sé qué… Lima nº 2 para no sé qué… Lima nº 3 para no sé qué…

Líquido nº 2 para limpiar…

Crema hidratante (digo yo) y masaje de manos, con ruidos raros varios, que sin que te des cuenta llega al hombro… Y para que te espabiles, un par de leches bien dadas en el brazo…

Y a pintar!

Qué perfección, oye… No les tiembla el pulso ni aunque lo pretendan… Pero es que me he fijado yo en que hay truco… Porque si pones la mano así, mientras sujetas el bote de esmalte, el dedo este que tú sabes se apoya en ese otro y entonces hace palanca, y claro… Obvio.

Un par de manos de pintura y al secador.

Pensé que se me acatarraban las manos!!! Pero la china molona se dio cuenta y puso un poco de calorcito…

Ale, a esperar… Porque el secado es lo más importante… Que si no luego se escarchan!!!

En fin, que no sé cuándo verás otra vez mi despliegue de medios en la cocina, para tener unas manos decentes, porque estas mujeres son fantásticas y aunque hoy ha sido mi primera vez, no tengo ninguna duda de que no será la última.

Como ves, he tenido un finde de lo más completo, y lo mejor es que todavía no ha acabado, así que me voy a enredar a otro lado, que seguro que aún puedo hacer algo más… Como, por ejemplo, tomarme una Estrella Galicia. 😉

… Son para muchas cosas… Puedes utilizarlos para dormir, desayunar fuera o en la cama, leer prensa en papel, pasear o ir a correr, visitar un parque o una exposición…

En fin… Los sábados por la mañana puedes usarlos para hacer una infinidad de cosas.

Pero hay una, una cosa en especial, que hay que hacer los sábados por la mañana: ir a recoger la ropa a la tintorería.

Y eso es así, le pese a quien le pese.

Los sábados por la mañana ves más plásticos que personas, y, si analizas la procedencia de los plásticos verás multitud de tintorerías en el barrio que siempre pensaste que eran chinos de esos que venden cigarros sueltos como cuando ibas al instituto (ingenua de mí, que pensaba que tales prácticas ya habían sido erradicadas…).

Sí, sí… Eso es así.