Por fin es viernes. Han sido dos semanas duras, pero ya han pasado.
Y, como siempre, la recompensa aparece.
Aparece en palabras de agradecimiento de una buena amiga que no atraviesa su mejor momento… Lo superaremos juntas… Te lo aseguro!
Llega en una caña, con Las Voces del Desierto, ese libro al que curiosamente no le puse fecha, y que no sé cuánto lleva en mi librería de «no leídos». Y que tanto me revuelve por dentro y me hace pensar. Es un privilegio tener tiempo para leerte.
Viene con la conversación de unos chavales de pocos años que fueron juntos al cole, que se acaban de reencontrar (entre ellos y con uno de sus profes) después de mucho tiempo, y que hablar de arte con una facilidad que me deja pasmada.
También recibo la recompensa a través de un buen amigo al que ahora veo menos (pero que siempre llevo conmigo) y que me ha hecho un hueco en la noche de hoy.
También llegas con un «a ti» que en realidad significa «y tú», pero sí… Nos entendemos!
Por último, vienes, recompensa, con la visita de otro buen amigo francés que ha cogido un avión para estar menos de 72 en Madrid. El Mercado de San Antón se sentirá honrado con tu presencia.
Gracias, vida!
A la vuestra!
Sabela.