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Ya había cerrado el chiringuito… Solo tenía que coger la maleta y largarme, pero revisando Twitter, de casualidad, como siempre que abro Twitter, me encontré con que hoy es el Día de la Sonrisa. Y también de casualidad, como siempre que investigas un poco más allá algo que parecía quedarse en la superficie, me tropecé con el Teorema de una sonrisa, de Risto Mejide. Cuando pienso en Risto Mejide rara es la vez que no recuerdo que un día leí, o eso creo, que su último objetivo (entiéndase último como lo que siempre había querido) era escribir, y que, de una manera u otra, sin pararse a entrar más al fondo del asunto, lo había conseguido. Y es que tiene ese no sé qué cuando escribe, ese no sé qué envidiable para cualquiera que dice «Ay!» cuando no le salen las palabras, que hace que la mayor parte de las veces sienta cosas cuando le leo.

Consecuentemente con lo anterior, que resumo en un «Hoy es el Día de la Sonrisa y Risto Mejide tiene un Teorema sobre ella», os dejo con sus palabras, que, como siempre, a mí me han hecho sentir cosas:

A sonreír se aprende habiendo llorado mucho. Cuando te suena demasiado cualquier principio. Cuando deja de sorprenderte cualquier final.

A sonreír se empieza en cuanto se aprende a soñar flojito. Es inefable. Pásate varios años con demasiadas ilusiones sin cicatrizar, y a todos tus sueños les acabará saliendo una arruga. Y como no los vayas revisando y actualizando de tanto en tanto, algún día te verás explicándoles por qué ya no pueden salir a la calle vestidos de marinerito.

Pero hoy no quiero hablar de sueños. Sino de sonrisas. Y hay muchísimas maneras de estirar la boca.

Para empezar, uno puede sonreír para sí mismo o puede sonreírle a otro. Se trata de sonrisas completamente distintas, sobre todo porque mientras la primera es por donde se escapan ideas alegres y recuerdos indelebles, la segunda constituye el símbolo universal de la complicidad. En este último caso, muchos aseguran que dedicarle a alguien tus labios puede resultar tan contagioso como un bostezo en el metro.

Luego están las sonrisas que enseñan los dientes y las que se hacen las interesantes. Nada que ver las unas con las otras. Creo recordar haber leído que el ser humano, junto a algunos primates, es el único animal del planeta que no enseña los dientes como señal de defensa o agresividad, sino justamente de todo lo contrario.

A partir de ahí, todas las demás. Sonrisas de idiota y sonrisas de listillo. Sonrisas falsas, sonrisas malignas, sonrisas tímidas, arrogantes, sonrisas payasas y sonrisas desesperadas. Sonrisas que invitan a un primer paso y sonrisas que declinan toda invitación. Sonrisas verticales, horizontales, de medio lado, de medio pelo y hasta en diagonal.

El catálogo de sonrisas humanas se complementa con formas de bocas, accidentes faciales y jardines dentales, hasta crear las infinitas combinaciones que en teoría, y sólo en teoría, deberíamos estar presenciando continuamente.

Y es que una variable clave dentro de esta inusual ecuación consiste en el momento en el que decide hacerse presente. Para cualquier otra expresión física, hay que tener muy en cuenta cuándo se manifiesta. Para la sonrisa, no. Da igual la situación en la que te encuentres, una sonrisa bien dibujada siempre te va a ayudar, a ti y seguramente a los demás también. Sí, incluso en un tanatorio, en un accidente y en una ruptura sentimental.

Para terminar, matización importante. No confundirse. Sonreír no tiene nada que ver con reír. Simplemente comparten letras. La sonrisa crece. La risa estalla. La sonrisa calla. La risa berrea. La sonrisa escucha. La risa habla. Pero si se puede sonreír incluso mientras se llora. Con eso está todo dicho.

De cualquier modo, si hay algo que realmente me fascina del acto de sonreír es lo mucho que se obtiene frente a lo poco que cuesta. Lo poco que abunda frente a lo gratis que es.

Lo bien que conozco el teorema.

Lo poco que me lo sé.

Y si esto no os ha hecho sentir como esperabais, echadle un vistazo a estos dos artículos…

http://ristomejide.com/2013/04/14/cuando-sepas-de-mi/

http://ristomejide.com/2009/03/08/lo-poco-que-se-de-la-vida/

Que tengáis un buen Día de la Sonrisa y un fantástico fin de semana!!

Ahora sí, cierro el chiringuito, cojo la maleta y me largo!

So you want to be a writer?

Publicado: julio 23, 2013 en Grandes.-
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if it doesn’t come bursting out of you in spite of everything, don’t do it.

unless it comes unasked out of your heart and your mind and your mouth and your gut, don’t do it.

if you have to sit for hours staring at your computer screen or hunched over your typewriter searching for words, don’t do it.

if you’re doing it for money or fame, don’t do it.

if you’re doing it because you want women in your bed, don’t do it.

if you have to sit there and rewrite it again and again, don’t do it.

if it’s hard work just thinking about doing it, don’t do it.

if you’re trying to write like somebody else, forget about it.

if you have to wait for it to roar out of you, then wait patiently.

if it never does roar out of you, do something else.

if you first have to read it to your wife or your girlfriend or your boyfriend or your parents or to anybody at all, you’re not ready.

don’t be like so many writers, don’t be like so many thousands of people who call themselves writers, don’t be dull and boring and pretentious, don’t be consumed with self-love.

the libraries of the world have yawned themselves to sleep over your kind.

don’t add to that.

don’t do it.

unless it comes out of your soul like a rocket, unless being still would drive you to madness or suicide or murder,
don’t do it.

unless the sun inside you is burning your gut, don’t do it.

when it is truly time, and if you have been chosen, it will do it by itself and it will keep on doing it until you die or it dies in you.

there is no other way.

and there never was.

By Charles Bukowski.

«Vida». Charles Chaplin

Publicado: diciembre 5, 2011 en Grandes.-

Ya perdoné errores casi imperdonables. Trate de sustituir personas insustituibles, de olvidar personas inolvidables.

Ya hice cosas por impulso.

Ya me decepcioné con algunas personas, mas también yo decepcioné a alguien.

Ya abracé para proteger.

Ya me reí cuando no podía.

Ya hice amigos eternos.

Ya amé y fui amado pero también fui rechazado.

Ya fui amado y no supe amar.

Ya grité y salté de felicidad.

Ya viví de amor e hice juramentos eternos, pero también los he roto y muchos.

Ya lloré escuchando música y viendo fotos.

Ya llamé sólo para escuchar una voz.

Ya me enamoré por una sonrisa.

Ya pensé que iba a morir de tanta nostalgia y… Tuve miedo de perder a alguien especial (y termine perdiéndolo) ¡¡Pero sobreviví!! ¡¡Y todavía vivo!! No paso por la vida.

Y tú tampoco deberías sólo pasar… ¡¡¡VIVE!!!

Bueno es ir a la lucha con determinación, abrazar la vida y vivir con pasión.

Perder con clase y vencer con osadía, porque el mundo pertenece a quien se atreve y la vida es mucho más para ser insignificante.

Charles Chaplin

«If». R. Kipling

Publicado: diciembre 5, 2011 en Grandes.-
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Si puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor todos la pierden y te echan la culpa;

si puedes confiar en ti mismo cuando los demás dudan de ti, pero al mismo tiempo tienes en cuenta su duda;

si puedes esperar y no cansarte de la espera, o siendo engañado por los que te rodean, no pagar con mentiras, o siendo odiado no dar cabida al odio, y no obstante no parecer demasiado bueno, ni hablar con demasiada sabiduría…

Si puedes soñar y no dejar que los sueños te dominen;

si puedes pensar y no hacer de los pensamientos tu objetivo;

si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso y tratar a estos dos impostores de la misma manera;

si puedes soportar el escuchar la verdad que has dicho tergiversada por bribones para hacer una trampa para necios, o contemplar destrozadas las cosas a las que habías dedicado tu vida y agacharte y reconstruirlas con las herramientas desgastadas…

Si puedes hacer un montón con todas tus ganancias y arriesgarlo todo a cara o cruz, y perder, y comenzar de nuevo donde empezaste y no dejar de escapar nunca una palabra sobre tu pérdida;

Si puedes forzar tu corazón, tu nervio y tu fuerza para que te sirvan aun después de que se hayan ido, y te sostienes cuando ya no queda nada en ti excepto la voluntad que te hace decir: «Resiste».

Si puedes hablar con la multitud y conservar tu virtud o caminar con Reyes sin perder el contacto con el pueblo;

si ni los enemigos ni los buenos amigos pueden dañarte, si todos los hombres cuentan contigo pero ninguno demasiado;

si puedes emplear el implacable minuto recorriendo una distancia que valga los sesenta segundos, tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella, y lo que es más, serás un hombre, hijo mío.

R. Kipling