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Esta caña va a la salud de esos abuelos que saludan a la nieta como si fuese la primera vez que la ven, con mil besos en la frente, y a la amiga de su nieta como si también fuese su nieta, con mil más, después de preguntarle su nombre, y que sacan 20 euros de un sobre viejo y arrugado que viajaba en el bolsillo más recóndito de una barata americana (porque hay que ahorrar…).

Salud!

Mi vecina.

Publicado: octubre 3, 2012 en Cartas a Elvira., Microrrelato.-

En un piso cercano al mío vive una señora muy mayor.

La veo tender la ropa y luego recogerla; barrer y pasar la fregona; también la escucho hablar con su gato…

Está sola. Algo sola. A veces vienen a verla. A veces.

Ahora ha jugado con las luces de la terraza: las ha encendido y apagado varias veces, ha hecho una pausa y ha vuelto a empezar.

A mí se me ha encogido el corazón.

Sé que lo sabes.

Publicado: junio 1, 2012 en Cartas a Elvira.

Aunque creo que lo sabes, te lo digo: muchas veces pienso en ti, y en él, y entonces también en ellos.

Es raro, porque desde que él se fue, pienso más en todo en eso.

Supongo que lo que hizo, que, cada vez que lo pienso, me hace sonreír, esté donde esté, es lo que lo hace más raro.

Nunca lo había vivido así.

Lo había vivido antes, sí, varias veces, pero no de esta forma.

Es muy raro.

Pero me pasa, y me pasa mucho. ¡Hasta sueño con vosotros!

Recuerdo la primera vez que viví esta situación. Fue doloroso. Pero era un dolor desconocido. Así que pronto olvidé la sensación. Era muy pequeña.

Recuerdo la segunda vez. También fue raro y doloroso. Ella había cambiado tanto en los últimos años… Y yo ya era más mayor… No sé…

Recuerdo la tercera. Ya lo sentí de otra manera. Porque ya era mayor, y cuando eres mayor los sentimientos cambian. Además, vi mucho dolor a mi alrededor. Y eso no es fácil. Cuando alguien exterioriza sus sentimientos, te hace partícipe de ellos, y a poco que pongas en práctica la empatía, aparece la burbuja sentimental que todo lo rodea. Con determinadas personas es inevitable que la empatía sea total.

Luego pasó más veces… Conocidos, amigos de mis padres…

Recuerdo la última. Fue rápido. Fue raro. Y fue doloroso porque marcó un antes y un después. Y cuando aparece la línea o, mejor dicho, cuando la línea se borra y ya no hay ese obstáculo que todo lo frena, la vida cambia.

Y ha cambiado y yo con ella.

Y pienso mucho en él, y entonces en ti, y entonces en ellos…

Y quiero prepararme porque algún día llegará.

Pero es taaaannn difícil… Creo que no hay preparación que valga.

Así que me limito a disfrutar de los recuerdos y de las personas, de su espíritu, que por aquí sigue, esté o no el cuerpo, y a aprovechar cada segundo como si no hubiese más y todo se acabase… A veces se me olvida, y entonces pongo todo mi empeño de nuevo para recordarlo cada minuto…

Pienso en ti, y en él. Muchas, muchas veces.