Hoy he visto a una madre con su hijo. El niño lleva el pelo teñido de rojo. Y entonces he pensado, contra todo pronóstico, que quizá el niño hizo una apuesta que pasaba por teñirse el pelo de rojo pensando que su madre no le iba a dejar y se iba a librar. Sucedió todo lo contrario: la madre le pagó el tinte y de paso le enseñó el valor de la palabra dada.
Retomando… Pensamientos.
Publicado: febrero 14, 2018 en Abstracto.-, Amor se escribe sin hache.-, Reflexiones cotidianas.-0