En algún momento de esta semana mi madre compartió en Facebook una noticia que contaba la situación vivida por una familia que tenía que desplazarse urgentemente en avión para que trasplantasen a un niño y que tuvo problemas con la primera compañía aérea por temas de protocolos de actuación.
Dejando a un lado en este momento mi opinión sobre los protocolos de actuación (alineada con el entorpecimiento que muchas veces provocan), la noticia me llevó, a pesar de lo triste de la historia, a reflexionar sobre la necesidad de las personas aun a pesar de la constante (y a veces peligrosa) evolución de las máquinas.
Y es que en este supuesto concreto fue una persona, seguro, la que dio un golpe sobre la mesa al tiempo que decía «a la mierda los protocolos!».
La primera compañía aérea entendió, ajustándose a ese (dichoso) protocolo que como la familia se presentó en el aeropuerto sin billete y con menos de dos horas de antelación a la salida del vuelo que pretendían coger no era posible aceptarles sin tener en cuenta (malditas máquinas _las propiamente dichas y las que son algunas personas_) que la razón no era otra que una llamada de un hospital para que se personaran de forma urgente en un hospital a fin de realizar un transplante esperado desde hacía dos años por un niño de diez.
Así que la familia se tuvo que dirigir a otra compañía, con el mismo protocolo o parecido, en el que un ser humano pensante decidió, como dije antes, que «a la mierda los protocolos» y que la situación era lo suficientemente excepcional como para actuar con lógica y conciencia y subir a esa familia al avión.
Y entonces yo voy y me tranquilizo. Y pienso que las máquinas solas no servirán para nada. Porque una máquina no puede aplicar la lógica que manda la conciencia. Porque una máquina no puede ponerse en mi lugar ni el en tuyo cuando se trata de familia y de amor.
Personas que a veces piensan que se están convirtiendo en máquinas… Vuelvan a ser personas del todo! Les necesitamos!!
Ante la proliferación de aparatos ‘inteligentes’ (móviles inteligentes, tv’s inteligentes, coches inteligentes… y hasta misiles inteligentes), yo me pregunto: ¿de dónde sale tanta inteligencia?
Obviamente, se la absorben a los humanos… Nos estamos haciendo cada vez más tontos.
Bicos.
Cuánnnnta razón! Un beso!