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Martes y 13. El ocho.

Publicado: noviembre 13, 2012 en Reflexiones cotidianas.-

Hoy es martes y 13. Ni te cases ni te embarques… Pues si ya un martes cualquiera es peligroso, no me quiero imaginar un martes 13!

Soy supersticiosa… Es verdad. Y mi amiga Tania se parte… Sí… Porque también creo en el destino!! Yo qué le voy a hacer… Aunque tampoco es verdad que sea tan así… Yo creo en las señales… No creo que las cosas pasen por casualidad… Creo que las cosas pasan porque tienen que pasar… Bueno, igual sí es tan así…

El caso es que hoy es martes y 13. Y entonces he recordado que mi padre aprobó el último examen de su carrera un martes 13. Por eso nunca le tuve miedo a los martes 13. Si me hablas de un viernes 13, pues tampoco me preocupo… Y si se me cruza un gato negro tampoco pasa nada… Lo de los andamios y las escaleras lo superé hace tiempo (aunque me pasé otro tanto sin respirar cuando pasaba por debajo)… Y lo del 8… Pues un día decidí plantarle cara… Y desde entonces si el número de la habitación del hotel suma 8, estoy tranquila… Y si puedo encontrar un décimo de lotería que, sumadas todas sus cifras, sea igual a 8, me convenzo de que me tocará…

Pero con lo que no puedo… Hay una cosa con la que no puedo… Y me da igual si estoy con un conocido o un desconocido… En un sitio público o privado… Me da igual lo que piensen de mí: si alguien me pasa el salero y no lo apoya en la mesa… Me muero!!! No soporto que me pasen la sal de mano a mano… Y entonces hago esa cosa rara que muchos de vosotros me habréis visto hacer en más de una ocasión: cojo el salero y me echo sal, con la mano derecha, por encima del hombro izquierdo… Y sí, si hay alguien detrás, lo siento… Pero no dejo de hacerlo!!

Un día, en una afán de superación, decidí averiguar de dónde venía eso de no pasar la sal de mano a mano… Pues al parecer, resulta que hace muuuchos muchos años, los salarios se pagaban en sal (sal- salario!!) y cuando se pagaba, la sal se pasaba de mano en mano… Al final, lío. Como sabéis, es difícil pasar algo de ese tipo de mano en mano sin que se caiga nada… Entonces se empezó con la superstición de que pasar la sal de mano en mano generaba peleas y, de ahí, nos fuimos a la mala suerte…

Sea como sea, a mí no me verás pasar el salero de mi mano a la tuya… Y si ves que alguien me pasa el salero… Atento…!!! Porque quizá te echo sal en un ojo… Y no veas cómo escuece…!!

Feliz martes y 13!! 😉

Santiago.-

Publicado: octubre 30, 2012 en Abstracto.-, Reflexiones cotidianas.-

No somos conocedores de la información que guarda nuestro cerebro. No sabemos cuántos recuerdos permanecen ahí dentro, como un volcán dormido que espera una señal para echar fuera todo lo que le atormenta desde hace meses, años…

Y entonces un día te subes a un bus y todo vuelve. Y sonríes. Y los ojos se te llenan de lágrimas. Por los tiempos que fueron. Y no volverán a ser.

Y entonces das gracias por todo lo vivido. Sin esperar nada a cambio.

Solo quiero decir que a veces nos emepeñamos en creer que no hemos sido lo suficientemente buenos para alguien, que las cosas fueron mal por nuestra culpa, que si hubiésemos sido así o asá otro gallo hubiese cantado…

Y, sencillamente, lo único que diferencia aquel entonces de este ahora es el tiempo que media entre ambos y, por qué no, a veces el lugar.

Las personas raramente cambian a las personas. El tiempo, que no deja de pasar; el lugar, que también puede cambiar; la vida, sí las cambia.

Y no es que no fueses lo suficientemente bueno, ni las cosas fueron mal por tu culpa, ni… Simplemente no era ni el momento ni el lugar.

Llegará algún día ese momento en ese lugar…?

Ansiedad…

Publicado: abril 2, 2012 en Reflexiones cotidianas.-

Pero no de tenerte en mis brazos, sino de vivir.

Llevo días dándole vueltas a todo y a nada… Supongo que así se empieza…

Hace semanas y más semanas que me pregunto y solo a veces me contesto… En ocasiones porque no sé la respuesta… Y en otras… Porque la sé pero no quiero decirla…

Es como aquel que dice que en el momento en el que algo va de tu cabeza a tu boca, empieza a existir. Y mientras tanto… Mientras tanto solo atormenta…

Pues yo llevo semanas atormentada… Aunque, he de decir, en el buen sentido…

Estoy en uno de esos momentos en los que la decisión llama a mi puerta…

Cuando esto ocurre hay varias opciones:

i) Hacer como que no has escuchado y esperar a que la decisión se vaya a llamar a otra parte.

ii) Abrirle… Escucharla… Y esperar a que se vaya a llamar a otra parte.

iii) Abrirle… Escucharla… Y contestarle…

iv) Abrirle… Escucharla… Contestarle… Ejecutar lo contestado…

Pues yo hace unas semanas, abrí, escuché, contesté y… Ahora estoy en la parte más difícil… Ejecutar lo contestado…

¿El resumen? La decisión llamó a mi puerta y preguntó, personificando a J. Brown: ¿Lo que estás haciendo hoy te acerca al lugar en el que quieres estar mañana?

Y como siempre…

Publicado: marzo 11, 2012 en Reflexiones cotidianas.-

Ni el paracetamol, ni el ibuprofeno, ni una caña, ni un cubalibre…

Como siempre, escribir, escribirte, escribiros, escribirme, es lo que me relaja, es lo que me hace tomar aire, es lo que provoca que este horroroso dolor de cabeza me abandone y la luz vuelva… Sí, la luz…

Son las doce del mediodía y desde hace varios días, yo, que como siempre digo puedo dormir dieciocho horas sin levantarme a hacer pis, duermo menos y peor.

Hace unas semanas que mi vida cambió y ese cambio es el que provoca que ahora lo vea todo de otro color.

Cosas que antes eran sueños, AHORA pueden volverse realidad. Y me paralizo. Me paralizo físicamente, porque mi cabeza no para. Y por eso duermo menos y peor.

Quiero dejar pasar tiempo, para verlo todo más objetivamente, para tomar decisiones acertadas. Pero si dejo pasar tiempo, el tiempo pasará. Y, además, ¿qué es el acierto? ¿Cuándo acertamos y cuándo fracasamos? ¿Cuántas veces un fracaso me ha arrastrado al mejor de mis aciertos?

Tantas preguntas… Y aunque, mi buen amigo, las respuestas están en mi interior, a veces tengo que ir tan abajo que por el camino me pierdo y, sin darme cuenta, vuelvo a estar en la superficie…

Las buenas sensaciones.-

Publicado: diciembre 7, 2011 en Reflexiones cotidianas.-

Muchas veces he oído a mi abuela decir: «Qué bien se está cuando se está bien»…

Qué razón tenía!!!!

Y la verdad… Yo solo valoro qué bien se está cuando se está bien… cuando estoy mal!!!!!

Por eso hoy he decidido hacerme una nota, que lo recuerde de vez en cuando…

Porque hoy me siento bien y lo valoro, lo valoro mucho y lo agradezco. Tengo esa energía en el estómago que hace querer más y más…

Muchas veces he dicho que una vez al mes deberíamos de darnos un paseo por el hospital más cercano… Sólo cuando tienes que ir, gracias a Dios, por una pijada normalmente, te das cuenta de que hay gente que vive ahí dentro desde hace mucho… Gente que de verdad está puteada.

Así que para esos días en los que pensamos que todo es una mierda… No escupamos hacia arriba que puede llegar a caernos encima…

 (Octubre de 2010).-

No lo hice…

Publicado: diciembre 5, 2011 en Microrrelato.-, Reflexiones cotidianas.-

Y cuando quise hacerlo ya era tarde.

Porque aquel día crucé de acera. Ni siquiera sé si aquel día estaba.

Ya no puedo decirle que la atmósfera cambia cuando paso por allí. Ya no puedo preguntarle si es una estrategia. Ya no puedo transmitirle que me hace pensar cosas.

Porque ya es tarde. Otra maldita vez es tarde.

Y es que siempre hago lo mismo, joder. Siempre digo: «De hoy no pasa. Sí, hoy lo haré». Y luego, nada… Nada, tía, nada.

¿Se habrá muerto? Qué más da. Nunca lo sabré.

Y una losa más sobre mi cabeza llamada «Mierda de mañana».

… Estaba verdaderamente concentrada recordando las palabras de mi dentista: «Arriba, abajo, arriba, abajo, arriba, abajo… Abajo, arriba, abajo, arriba…».

Y no sé por qué pero de repente he pensado que a veces ponemos verdadero empeño en hacer las cosas de la misma manera sabiendo que el resultado también va a ser el mismo… Y, coño, si el resultado mola, pues perfecto, pero cuando es un resultado absolutamente indeseable…!!!!???? En qué estamos pensando???

Sí, sí… Tenemos este comportamiento con frecuencia e independientemente del rol que estemos desarrollando en ese momento: hija, amiga, compañera de trabajo, novia, subordinada, cliente…

Vamos a ver: si sabes que haciendo A pasa B y B no te mola, ¿por qué te empeñas en hacer A todo el tiempo? Si sabes que cuando tú haces A, él hace B, luego tú haces C y después él D… Y D trae un mal rollo que te cagas, ¿por qué te empeñas en hacer A sabiendo que él va a hacer B, vuelves a hacer C y luego te cabreas? Si ya sabías que D iba a llegar y que es una mierda!!!!

Y entonces pensé en varias situaciones de mi vida, en las que una y otra vez hice lo mismo. Y me reí pensando que una y otra vez tuve el mismito resultado. Y de casualidad me acordé de algún otro caso en el que actué de otra forma y, casualmente también, el resultado fue diferente. Ojo, eh, esto último lo hice sin querer… De hecho yo creo que seguía empeñada en hacer lo de siempre pero algo extraño se cruzó en mi camino y me cambió las ideas…

Acabo de ver la luz. Y no será porque nunca nadie me lo haya dicho… Pero ya sabéis, no se escarmienta en cabeza ajena… Así que ahora, con la boca bien grande, digo: «Claaaaaaaaaaaaroooo…!!!! Si quieres resultados distintos haz cosas distintas, coño!!!!»

Y es que hay que romper las secuencias… Porque a veces nos metemos en unos bucles de gilipollez que el día menos pensando acaban con nosotros… Así que nada, nada, unas tijeritas a mano y cuando veas que estás en el camino perfecto para A + B + C = D, nada de eso!!! Corta y cambia y cuando te hagan A di: «Y una mierda!!! Z y chúpate esa!!!»

Apareces, y aunque el tiempo invertido se vuelve perdido, todo deja de importar. Me aportas fuerza, energía, determinación, concentración, ilusión, sonrisas, fe y confianza, transparencia, tranquilidad, aplomo, alegría, constancia. Clarificas mis ideas, mis sentimientos, las palabras se suceden sin fin, y recuerdo cosas, y grandes sensaciones me invaden, y una atmósfera especial lo rodea todo y lo hace fantástico.

Pero tengo que cuidarte… Porque eres frágil… Tanto, que el vuelo de un mosquito puede matarte… Y creas adicción… Nunca sé si es la última vez que voy a poseerte… Jamás sé si vas a volver… Temo perderte… No quiero abusar de ti… Y de repente te cansas, te saturas, te agobias, y desapareces sin avisarme.

Y otra vez me siento a esperarte…