Sé, y soy consciente de saberlo, que de lunes a viernes vivo encajada en unas reglas que me impuse a mí misma el día que empecé a trabajar. Tanto es así que con frecuencia afirmo que mi vida va de fin de semana en fin de semana y tiro porque me toca. También habitualmente me oirás decir que voy a empezar a hacer cosas entre semana, independientemente de la hora a la que salga de trabajar y de lo cansada que esté.
Bueno, pues aunque sé todo eso, aunque convivo con ello, aunque lo tengo más que asumido, a veces, cuando llega el fin de semana, me doy cuenta de los esfuerzos que hago durante toda la semana para ser una persona ordenada, con unos horarios para dormir, comer y trabajar, con unos hábitos como el de comer aunque no tenga hambre, o dormir aunque no tenga sueño, porque llega el fin de semana y… Adoro vivir anárquicamente!
Ayer me levanté a la una; hoy, a las dos. Ayer desayuné a la una y comí a las cuatro; hoy, desayuné a las dos y todavía no he comido. El viernes me acosté a las cuatro; ayer, a las tres.
Esta mañana mi madre me dijo: «Hay que ver, eh, hija… Vaya descontrol llevas el fin de semana en horarios…». Mi respuesta fue: «Sí, la verdad es que sí, y me encanta!!!».
Y es que así es como debería de ser: como cuando tengo hambre, duermo cuando tengo sueño, leo cuando quiero leer, trabajo cuando quiero trabajar, bailo cuando quiero bailar, lloro cuando quiero llorar, río cuando quiero reír, te llamo cuando te quiero llamar, me callo cuando me quiero callar, suspiro cuando quiero suspirar, paseo cuando quiero pasear, grito cuando quiero gritar, me emociono cuando me quiero emocionar, te beso cuando te quiero besar.
Buen principio de semana y, aunque solo sea durante unos minutos cada día, permítanse algo de anarquía con Uds. mismos! Sobre todo ahora que el gobierno va a… cambiar.