Creo que nunca en mi vida he usado esa palabra hasta hoy. Bueno… Tal vez sí, quizá alguna vez de broma y haciendo alusión a algo que utilizando la palabra «karma» sonaba más cool… Desde luego lo que nunca había hecho hasta hoy había sido escribirla. Eso seguro, vamos.
Bueno, pues el caso es que acabo de llegar a casa. Del cine. Y he venido pensando: «No quiero encontrarme a nadie, no quiero hablar con nadie. No. No quiero que nadie influya en mi karma». Sí, sí. Ahí está. KARMA.
Cuando lo pensé, cuando pensé en la palabra karma, pensé como un nivel por encima y a su vez pensé: «Vaya palabra. Cuántas veces la habrás escrito en tu vida…».
Bueno, a lo que iba. Que acabo de salir del cine. Es viernes. Vienes night. Y me he ido al cine. Sola.
No quiero recalcar lo de sola porque lo cierto es que ya lo había hecho alguna que otra vez. Pero sí quiero recalcar el KARMA.
Porque las otras veces, cuando he ido sola, pues no me he sentido mal. Joder, tampoco es para tanto, no? Sí, sí tengo amigos. Parece que todo el mundo te mira como si fueses un bicho raro. Porque vas al cine solo! Mira que no habrá razones para mirar a alguien como si fuese un bicho raro!
Bueno, el caso es que hoy fui convencida de que no era ningún bicho raro. Vamos a ver, Sabela, vas al cine sola porque te da la real gana. Porque has salido del despacho a las 9 de la noche. Porque no te apetece hablar con nadie. Porque no te quieres encerrar en casa ya que llevas todo el día encerrada. Porque te mueres por ver una peli de esas que cuando vas con grupo de amigAs pareces ñoña. Así que, puestos a parecer ñoña, me voy yo sola. Y a ojos de los demás ya no soy ñoña, sino un bicho raro.
Y qué he visto al final… Pues Lo contrario al amor. Y claro, creo que de ahí sale mi euforia. Perdón, mi KARMA.
Un segundo.
RAE
karma.
(Del sánscr. karma, hecho, acción).
1. m. En algunas religiones de la India, energía derivada de los actos que condiciona cada una de las sucesivas reencarnaciones, hasta que se alcanza la perfección.
Bueno, pues bastante encaminada que iba yo.
Pensé eso. Pensé que no quería encontrarme a nadie ni hablar con nadie ni que nada me llamase la atención de camino a casa porque quería conservar ese KARMA tan especial. Positivo, por supuesto. Sin saber muy bien por aquel entonces lo que significaba KARMA.
Y nada, acabo de llegar a casa. Estoy sentada en la mesa de la cocina escupiendo todo esto antes de que mi KARMA cambie.
Y es que ya me lo dijo el horóscopo hace unos días: «estás antes un gran cambio así que abre bien los ojos». Cuidadín los Leo… Y ya me lo dijo el iraní hace exactamente 14 días: «el paso que estás dando es muy grande, Sabela. Aprovéchalo. Cambia todo lo que siempre quisiste cambiar y permanece».
Y aquí estoy. Con este KARMA extraño. Positivo, of course.
Y salí del cine pensando: «el bicho raro se lo ha pasado de pm!!!!», «qué alegría volver a ver a Hugo Silva!», «qué suerte tienen algunas» (sí, sí lo digo por vosotras dos), «la verdad es que Álex Barahona es mono pero… No sé…», «jo, qué buena temperatura hace…», «la verdad es que Madrid no es tan horrible…», «y mira estos niños… claro… es que es viernes, abuela… se van de botellón…», «y yo que a gusto voy a pillar la cama…», «qué buena es esta canción de Bunbury…», «te perdí a conciencia… y tanto!!!!», «ayyyyyyyy, que no me encuentre a nadie…», «no quiero hablar con nadie…», «no, no, no quiero que nada influya en mi KARMA» _ (nivel dos)_ «»vaya palabra. Cuántas veces la habrás escrito en tu vida…». Y llegué a casa riendo. Después de pasear, aunque no por la playa, sonriendo.