– Carne para guiso. (Sí, dilo tal cual en la carnicería).
– Aceite y sal.
– Dos tomates, una cebolla y un diente de ajo, o un bote de sofrito de tomate y cebolla, un tomate y el diente de ajo.
– Vino blanco. [Nada de comprar vino malo, eh!! Que, como dice mi madre, el vino que no sirve para beber tampoco sirve para cocinar!!].
– Cuatro patatas de tamaño normal o macarrones.
Preparación:
Normalmente, es necesario hacer más pequeñitos los trozos de carne, así que eso, los troceamos y les echamos sal. En la tartera ponemos un dedo de aceite a calentar y cuando está templada, echamos la carne. Troceamos dos tomates (sin la piel, que luego es muy incómodo encontrársela al comer), una cebolla, y el diente de ajo y lo añadimos a la carne que ya habrá empezado a dorarse. Revolvemos para que no se queme y a los 10 minutos añadimos un vaso de vino blanco. Si lo creéis necesario, podéis añadir un poco de agua. Lo dejamos que se haga durante unos 25-30 minutos (20 si habéis usado el sofrito), y luego añadimos las patatas troceadas (o los macarrones), agua (que no cubra las patatas porque entonces quedará demasiado líquido), y azafrán en rama. Probadlo por si hay que rectificar la sal… Lo dejáis unos 20 minutos más y listo!!
Un guiso de carne de mamá que no veas lo bien que viene un martes cuando llegas de currar pensando qué vas a cenar…